Daniel Jordán: “El arte es un sitio complicado porque queremos vivir de algo que ni quita el hambre ni quita el frío”
‘La posibilidad de un museo’ es el último proyecto ensamblado por el artista y comisario, Daniel Jordán, que han invadido y dado vida al espacio museístico del MIAC. Un exposición viva en la que todos los elementos juegan su papel protagonista. Un exposición que trata de dialogar con el público a través de acercar las artes escénicas a las pinacotecas.
¿En qué consiste ‘La posibilidad de un museo’?
En esta exposición intentamos huir de la colectiva habitual. Nos hemos agrupado una serie de artistas, todos con tendencias escenográficas y teatrales, hemos querido hacer una escenografía común. La base es repensar el espacio museístico. Creo que para dialogar con el espectador actual el espacio debe estar vivo. En estos meses vamos a desarrollar muchos eventos para estar en continuo diálogo con el espectador, con el local y el de fuera.
En esta mezcla colectiva, en la que las obras individuales intentan hablar entre sí, pareciera que ‘La posibilidad de un museo’ narra en conjunto su propia historia.
Todo surgió de la idea de llevar a cabo un relato imaginario, distópico, absurdo también, en el que unos artistas locales ocupaban el museo de su provincia y lo convertían en un gran teatro de variedades. Este era el punto de partida en el que todo empezó a fluir. Utilizamos la distopía como medio para hablar de la situación actual, pues ofrece una distancia muy práctica.
¿Sirve la exposición como crítica a lo que los lanzaroteños consideramos cómo arte?
Y como autocrítica también. Llevamos un año, en el que el nombre de César Manrique está por todos lados. Con todas las polémicas surgidas en torno al centenario, una de las piezas de la exposición, el vídeo de Moneiba Lemes y José Otero, ha venido bien para quitarle importancia a esta figura tan relevante y enfocarlo con un poco de humor.
Una de las labores de un comisario es saber elegir. ¿Cómo llegaste a cada uno de los que forman la exposición?
No me acabo de identificar con el término comisario, me siento más el coordinador de un proyecto. Esta convocatoria tenía unas bases muy sugerentes para repensar el museo. Empecé a hablar con diversos artistas y me di cuenta que todos teníamos en común unas tendencias escenográficas y te teatrales. Estas semejanzas eran el punto de partida para el relato. Me di cuenta de que en Lanzarote hay muchos artistas con esta tendencia a través de diferentes niveles y diferentes disciplinas.
El Museo Mara Mao de “Pillimpo” es un icono de Teguise y de Lanzarote, muchas veces considerado extravagante y establecido fuera del cánon. ¿Cómo te acercaste a él?
Con mucha sinceridad. Le comenté que era un referente para muchos y que nos encantaría que expusiera con nosotros: veía que él entraba muy bien en este relato en el que unos artistas ocupaban el museo. Era una persona muy especial que habitaba en su propio museo, pero se mostró cercano, agradecido y muy favorable a participar. Después se puso enfermo y llegó la tristeza de su fallecimiento. Al conocer a su familia, se mostraron generosos porque recordaban que Pepe quería participar y han colaborado mucho. Al final todo ha cogido un aire de homenaje a su obra.
La exposición tiene ligados una serie de eventos que redondean el relato.
En algún sitio he leído “eventos paralelos” y tampoco me identifico con esa frase porque estos eventos son los que van a dar cuerpo a la exposición. Estamos intentando que sea un museo vivo y cada vez que tenga lugar uno modificaremos la sala. Emitiremos películas, haremos conciertos, charlas… Estamos intentando introducir las artes escénicas dentro del museo y puede que eso es lo que esté en el trasfondo de todo. Se va a hablar mucho de un espacio museístico en el que van a ocurrir cosas, una exposición muy dinámica.
El arte que subyace en la actualidad se aleja de la concepción tradicional de arte, ¿ves que el público cada vez está más preparado? ¿Cómo ves tú que el público se toma exposiciones como esta?
Lo que he notado con esta es que se la han tomado con mucha ilusión. Creo que este tipo de exposiciones son las que dialogan con el espectador actual. El museo tiene que dirigirse al espectador y otorgarle un papel activo. Esta exposición deja mucho margen para que el espectador tome el protagonismo.
En general, ¿cómo ves el arte que se está desarrollando en Lanzarote?
Mi punto de vista ha variado. Hace algunos años no me interesaba mucho lo que se hacía aquí, pero creo que ahora estamos en un buen momento. Han coincidido en el tiempo una serie de agentes culturales y artistas que propician esto. Lanzarote ahora es un buen sitio para exponer y dialogar con los agentes del circuito.
¿Sientes que este circuito se ve apoyado por la gente, por las instituciones, por lo privado?
Lo habitual es responder que no, porque siempre se puede apoyar más. Yo valoro mucho las condiciones profesionales de esta convocatoria o las condiciones que ofrece El Almacén. Después hay de todo: ha habido momentos en los que las condiciones no han sido nada profesionales ni elegantes con los artistas. Sé que el mundo del arte es un sitio complicado porque queremos vivir de algo que ni quita el hambre ni quita el frío… Me siento agradecido por el trato profesional que he recibido en Lanzarote en mi última etapa. Si es verdad que hecho en falta algo más de tejido galerístico, ahí tenemos mucho margen de mejora.
El día 19 de julio, expones en El Almacén ‘Murmulla todo el teatro’, ¿qué vamos a poder ver ahí?
Es una selección de mis obras más escenográficas, desde 2011 hasta la actualidad. Los espacios me influyen mucho e intentaré mostrar mis obras de una forma que dialoguen con el espacio de El Almacén y con el público de Lanzarote.
