‘San Marcial del Rubicón’ – Por Esteban Rodríguez Eugenio

 En Opinión

Caminando de puntillas por la hemeroteca de la historia de San Marcial de Rubicón y sentado en el pico de La Atalaya rememoro, con admiración, la maravillosa historia de ese bonito y pintoresco pueblo de Femés, que se asoma desde su balcón al azul e inmenso océano Atlántico. Siendo San Marcial de Rubicón el segundo obispado de Canarias. Fray Alonso de Barrameda, primer obispo del Rubicón, nombrado por Benedicto Xlll en 1404.

La imagen de San Marcial, obispo de Limoges, data del siglo XVlll y el gran valor que tiene es debido a la gran devoción popular que goza en la Isla. La figura de San Marcial tiene una relevancia muy importante ya que es el Patrono de Lanzarote, pero no se le dan los honores que se merece. En 1820 fue el segundo o tercer párroco de la iglesia de Femés, que procedía de Las Casitas, el reverendo don Domingo Cristóbal Viera y Alcalá.

La romería de San Marcial atrajo en otros tiempos, no solo al pleno insular sino además multitud de romeros procedentes de Fuerteventura, cada cual con sus promesas. Todavía se recuerda a cierto majorero que salvó su camello de una maligna enfermedad, por la fe que tenía en el Santo. El majorero agradecido confeccionó, a su modo, un camello de cera que depositó a los pies de San Marcial. De ahí que en toda la Isla hicieran iguales promesas y con frecuencia le traían brazos, piernas, manos, cabezas y toda clase de animalitos, parecía un verdadero museo de cera. A estos exvotos los fieles les llamaban milagros. También los marineros traían barquitos hechos a mano por artesanos amañados.

Siendo en aquellos tiempos el luto de riguroso cumplimiento, había gente que no asistía a la fiesta, por ese motivo, así que se conformaban sólo con subir a La Atalaya y contemplar la fiesta desde allí, como cuenta Lola Cedrés, la del Señor Valentín Cedrés Valiente, la cual subía a dicha montaña con su abuela Dolores Valiente, su prima Carmen, también su prima Lola Rodríguez Cedrés.

La solidaridad, hospitalidad, bondad, el amor y la dedicación desinteresada por los visitantes, peregrinos, ha sido siempre el símbolo de identidad de los habitantes del pueblo de Femés. Ejemplo de ello es la familia de tía Gloria de Ganzo Quintero, que ya desde sus padres Dámaso de Ganzo y Dolores Quintero acogían en su casa a numerosos peregrinos, familiares venidos no sólo de todos los rincones de la isla sino también peregrinos venidos de Fuerteventura.Tía Gloria se desvivía por atender a los peregrinos que venían caminando por los caminos polvorientos de Lanzarote y hacían un alto en su casa para descansar, asearse, para ello tía Gloria les tenía preparada una palangana con agua, una pastilla de jabón, toallas, así se refrescaban sobre todo las piernas enterregadas del polvo del camino. Tampoco les faltaba una taza de caldo de gallina casera, matanza que se hacía en ocasión para tan solemne día.

Aún está en la memoria, no solo en el pueblo de Femés, también en la memoria de toda la gente del municipio de Yaiza, quizá en toda la Isla, una tragedia que ocurrió en una de las fiestas de San Marcial. Un trágico accidente acaecido en el año 1943: un camión que estaba aparcado en la parte alta de la plaza de San Marcial se quedó sin frenos, se deslizó cuesta abajo, arrollando a un niño que iba cogido de la mano de su madre, también atropelló a una jovencita hija de Ceferino y nieta del poeta Víctor Fernández Gopar, causando una gran conmoción entre la población de todo el municipio, así como en la Isla entera. El niño al parecer murió en el acto, mientras que la jovencita falleció más tarde en el Hospital, en Arrecife, adonde fue trasladada en un vehículo particular pues en aquella época era imposible pensar en una ambulancia.

“Gozos de San Marcial”

Pues sois de Dios tan amado
Santo Obispo y Confesor,
del que os ruega con fervor
sed,San Marcial, abogado.

Del apóstol más glorioso
ciencia y virtud aprendisteis,
de las cuales siempre fuisteis,
soldado activo y celoso.

Como fiel imitador
de Jesús crucificado,
del que os ruega con fervor
sed, San Marcial, abogado.

De Limoges fuisteis Obispo
a vuestro Dios consagrado,
cual cauteloso pastor
de ese tu rebaño amado
del que os ruega fervor
sed, San Marcial, abogado.

( Milagros Delgado Reyes. )

Esteban Rodríguez Eugenio, Cronista Oficial del Municipio de la Ciudad Histórica de Yaiza.

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