Nuevos hallazgos revelan asesinatos en Lanzarote hace más de 1.700 años
Dos de los restos humanos más antiguos de Canarias, encontrados hace más de medio siglo en Lanzarote, han revelado nuevas pistas sobre la violencia en las primeras sociedades que habitaron las islas. Un equipo de seis investigadores de Tibicena, el Museo Canario y el Cabildo de Gran Canaria ha descubierto que ambos individuos, un hombre y una mujer, fueron asesinados entre los siglos III y IV. Según los resultados, recientemente publicados en la revista Quaternary Science Reviews, el hombre fue apuñalado en repetidas ocasiones con un arma metálica, mientras que la mujer fue brutalmente ejecutada con un garrote.
Apuñalado con una daga metálica
El hombre, de entre 25 y 35 años, fue hallado en 1968 en La Chifletera, al sur de Lanzarote, dentro de un tubo volcánico. Aunque este descubrimiento tiene décadas, los análisis recientes han revelado que murió tras recibir al menos ocho puñaladas por la espalda, lo que probablemente le perforó órganos vitales como el corazón, los pulmones y el hígado. Este descubrimiento es de gran relevancia científica, ya que la herida fue causada por una daga de metal, la más antigua jamás registrada en Canarias. El uso de un arma metálica en el siglo III es sorprendente, dado que en las islas no había minerales para forjar metales. Esto sugiere que la daga pudo haber sido una reliquia traída por los primeros colonizadores bereberes desde el norte de África o por un marinero que tuvo un encuentro fatal con un isleño.
El esqueleto del hombre, incompleto, fue encontrado sin su cráneo, pero junto a una trenza de pelo pelirrojo de unos 50 centímetros de longitud. Se cree que pudo haber sido enterrado en el tubo volcánico para ocultarlo o como castigo, una práctica que los antiguos canarios empleaban con quienes eran condenados a la pena de muerte. Esta idea está respaldada por el hecho de que su entierro se realizó en solitario y en un lugar apartado, lejos de los cementerios aborígenes.
Ejecución de una joven en Los Jameos del Agua
En otro punto de la isla, en el norte, los restos de una joven de entre 18 y 25 años fueron hallados en 1977 en Los Jameos del Agua, mientras se acondicionaba el tubo volcánico para convertirlo en un atractivo turístico. Los análisis de su cráneo, que es lo único que se conserva de su cuerpo, han revelado cuatro profundas heridas producidas por un garrote. Los investigadores creen que su muerte fue el resultado de una ejecución, ya que la brutalidad de los golpes sugiere una gran violencia física, probablemente más allá de lo necesario para matarla.
Este tipo de castigos tiene paralelismos en otros hallazgos arqueológicos de Fuerteventura y Gran Canaria, donde se han documentado ejecuciones similares. Sin embargo, en Lanzarote, estos descubrimientos son únicos por su antigüedad, ya que se remontan a cerca del año 300 d.C. La forma en la que fue ejecutada apunta a que podría haber sido un castigo ritual, posiblemente importado desde los territorios de origen de los primeros canarios.
El hallazgo de estos restos con heridas infligidas por armas metálicas y contundentes plantea nuevas preguntas sobre el grado de aislamiento de los antiguos canarios. Aunque se pensaba que vivieron en un aislamiento casi total desde su llegada a las islas hasta la llegada de los europeos en el siglo XIV, estos descubrimientos sugieren que pudieron haber tenido contacto esporádico con el exterior. La daga que acabó con la vida del hombre podría haber llegado a Lanzarote desde África o haber sido traída por un navegante extranjero, lo que indicaría que los isleños no estaban completamente aislados del resto del mundo en épocas tan tempranas como el siglo III.
Misterios sin resolver
A pesar de los nuevos descubrimientos, muchas preguntas siguen sin respuesta. ¿Por qué fueron enterrados estos individuos en solitario, lejos de los cementerios tradicionales? ¿Fueron ambos asesinatos resultado de conflictos locales o de enfrentamientos con extranjeros? Y, en el caso del hombre asesinado, ¿qué le ocurrió a su cráneo, que nunca fue encontrado? Los arqueólogos continúan estudiando estos restos para arrojar más luz sobre las circunstancias de su muerte y su importancia dentro de la historia de las primeras poblaciones de Canarias.
Estos descubrimientos refuerzan la idea de que la colonización temprana de Lanzarote no fue un proceso pacífico. La lucha por los escasos recursos y la adaptación a un entorno hostil, unido a posibles tensiones sociales o la llegada de forasteros, pudo generar episodios violentos como los que llevaron a la muerte de estos dos individuos. Según los investigadores, estos restos nos ofrecen una ventana a un pasado en el que la violencia, la inseguridad y el conflicto eran parte de la vida cotidiana para los primeros pobladores de Canarias.