La mirada herreña de Manrique

 En Canarias, Entrevistas

Texto y fotos: Rafa Hernández

La vista podría ser nuestro mejor aliado, sin embargo nos pasamos los días mirando el suelo. Cuando los ojos de un creador logran deshacerse de lo aprendido, de las formas de proceder enclaustradas en los mismo conceptos compartidos por el resto del mundo, surgen, como volutas de humo emanadas por el volcán, elementos artísticos dignos de observar como un organismo vivo y no como una mera construcción arquitectónica.

Es el año 2019 el de la celebración del centenario del nacimiento de César Manrique. Pero también se ha cumplido este año una efeméride importante dentro de la obra del artista. El día 17 del pasado junio se cumplieron 30 años de la inauguración del Mirador de la Peña en la isla de El Hierro.

César Manrique fue el constructor de la idea de Lanzarote tal como se intenta mantener hoy día; el motor transformador de una conciencia colectiva que fluctuaba entre el turismo de masas y la sostenibilidad. Pero además, Manrique pudo dejar su impronta integracional entre construcción y paisaje en muchos lugares. Por ejemplo, el Lago Martiánez en Tenerife, el Centro Comercial La Vaguada en Madrid o el Parque Marítimo del Mediterráneo en Ceuta.

En El Hierro consiguió rematar con su proyecto la imponente visión que la sola naturaleza ofrece a los ojos del humano espectador. Situada en el término municipal de Valverde, el Mirador se encuentra en el extremo oriental del Risco de Tibaje, cercano al caserío de Guarazoca y al Camino de la Peña. La edificación se encuentra a 700 metros de altitud por lo que la recreación del lugar y la puesta en escena manriqueña ofrece al visitante la posibilidad de inmiscuirse dentro de tanta belleza natural a vista de pájaro.

Desde fuera, la entrada del mirador aparece como una casa solariega decorada con un precioso jardín canario. Es cuando se entra y se bajan las escaleras donde la segunda planta, adaptada al desnivel al que obliga El Risco de El Golfo, sobrecoge con solo atreverse a mirar.

La forma de la estructura superior, sin relieves, y la piedra y madera con la que se fabricó corresponden al modelo de estructura tradicional herreña. El jardín circundante pasaría por ser parte de la propia vegetación del lugar si se diera el caso. El edificio fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias en 2001.

Visión manriqueña

Lanzarote -y el mundo- celebran los cien años del nacimiento del artista conejero. La mejor forma de mantener vivo su legado es comprender el por qué de su leitmotiv creativo. La sostenibilidad, la integración de los subproductos humanos con la naturaleza, el adecuar nuestras necesidades a los seres vivos que viven mucho antes que nosotros y vivirán también mucho después. El Mirador de la Peña es es solo una esquirla más en la lucha que mantuvo Manrique con su obra. Una magnífica e imponente construcción, resumen de su filosofía, y transformadora de la visión de nuestro paisaje. Si la mirada se nos ensucia, tras visitar el Mirador de la Peña la vista parecerá un poco más limpia.

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