La amistad entre Albert Einstein y Blas Cabrera, el padre de la física en España

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El 4 de marzo de 1923 Albert Einstein escribió: “Vuestras palabras han llegado a lo más hondo de mi corazón porque demuestran la forma consciente y cariñosa con que habéis estudiado el trabajo de mi vida”. Se trataba de la respuesta al discurso con que Blas Cabrera Felipe había introducido al físico alemán en la conferencia que había de dar en la Academia de Ciencias de Madrid, bajo la mirada del Alfonso XIII, en su gira de once días por España donde también visitó Zaragoza y Barcelona.

Einstein mantenía un escueto diario de a bordo donde, de manera sucinta, iba anotando todos los pasajes de su vida que consideraba dignos de guardar. “Paseo en coche con los Kocherthaler. Escribí una respuesta al discurso de Cabrera en la Academia. Por la tarde, una reunión en la Academia con el rey como presidente. Después, té con una aristócrata señorita”.

La familia Kocherthaler era adinerada, de estirpe banquera y conocidos amantes del conocimiento. Tras las palabras de Blas Cabrera, y al efectuar de anfitrión durante su paso por la capital, Einstein decidió invitarle a tomar el té junto a la aristócrata señorita. En realidad, se trataba de los Marqueses de Villavieja que habían montado un acto social de copete al que se acercaron personajes de la talla de Gómez de la Serna, Ramiro de Maeztu, Ortega y Gasset o Gregorio Marañón. Se dice que Einstein tocó al violín en conjunción con el músico Fernández Bordas.

Introductor de la Teoría de la Relatividad en España

Blas Cabrera presidía en aquel momento la Sociedad Española de Física y Química. Albert Einstein había presentado ese mismo año su libro Principio de la Relatividad. Cabrera había atendido con interés a las magras conferencias de Einstein, hecho que le hizo ser, posteriormente, uno de los introductores de su teoría en España.

A comienzos del siglo XX Cabrera se ya se había incorporado de manera plena a la comunidad científica en su campo de estudio: el magnetismo. Fue gracias a su nombramiento en 1911 como director del Laboratorio de Investigaciones Físicas cuando comenzó a desarrollar reconocimiento internacional. Durante su periplo en el Laboratorio publicó en torno a 150 trabajos cuya investigación han sido el preludio de las resonancias magnéticas médicas. Ademas, la interpretación teórica de los trabajos que realizó Blas Cabrera junto a Arturo Duperier dieron pie a la mecánica cuántica, teoría desarrollada en Harvard por John Hasbrouk van Vleck.

Van Vleck, que fue premiado con el Nobel de Física de 1977, escribió el libro ‘Teoría de susceptibilidades eléctrica y magntica’ donde a Blas Cabrera se le nombra más que a ningún otro científico. Sobre él, se encuentra la frase: “en la historia del magnetismo será recordado como el físico que hizo el experimento adecuado en el momento oportuno”.

Su periplo vital

Blas Cabrera y Felipe nació el 20 mayo de 1878 en Arrecife, Lanzarote. Tres años después la familia se trasladó a Tenerife. En 1894 se traslada a Madrid para estudiar Derecho, como su padre. Cabrera era asiduo a las tertulias del Café Suizo donde hizo migas con Ramón y Cajal que le influenció para que abandonara sus estudios legales y se decantara por la ciencia.

El año de la Generación del 98, Blas Cabrera se licenció en Ciencias Físico-Matemáticas. En 1901 se doctoró en Ciencias Físicas y en 1905 fue nombrado catedrático. En ese momento comenzó a publicar sus primeros trabajos gracias a los cuales consigue viajar a Zurich en 1912 donde conoce a Einstein y donde comienza su amistad. El objetivo del viaje era conocer el trabajo del gran experto en magnetismo de la época, Pierre Weiss.

Blas Cabrera y Marie Curie

Uno de los momentos cumbre de la vida de Blas Cabrera fue ser propuesto por su amigo Einstein -¡y por Marie Curie!- para formar parte del Comité Científico de la VI Conferencia de Solvay. Se trataba de una reunión trianual que juntaba a las científicos más reconocidos del momento como Bohr, Hesenberg, Plack, Schrödinger, Dirac, Lorentz o Rutherford.

Con la Guerra Civíl, Blas Cabrera tiene que abandonar España y se instala en París centrándose en un su trabajo para para la VIII conferencia de Solvay que al final acaba suspendiéndose debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, Schrödinger, perseguido por Hitler, le propone escapar juntos a Perú:

“He pensado si, añadiendo nuestros dos nombres bien conocidos en el mundo –por lo menos en el mundo de la física– nos ofreciésemos a trasplantar la física europea a un sitio apartado, en Perú, por ejemplo”.

Finalmente, Blas Cabrera se decanta por México, país al que viaja en 1941 para trabajar en la Universidad Autónoma de México. Enfermo de Párkinson muere el 1 de agosto de 1945 sin poder regresar a España por la dictadura franquista. Antes de morir seguro que recordó las palabras que le dedicó Einstein 22 años antes: “Espero que al final de vuestra vida, que será también el de mi generación, la España científica, que hoy apenas encontráis en embrión, haya llegado al lugar que tiene el inexcusable deber de ocupar. Así al menos pensamos aquellos para los que el optimismo es una virtud motora del progreso”.

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