Francisco González de Posada, el hombre de la seis tesis doctorales

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La Academia de Ciencias, Ingenierías y Humanidades de Lanzarote pretende acercar luz y conocimiento en la isla sobre los asuntos más variados y temas de muy diversa índole a través de las conferencias y el resto de actos que organiza. Actualmente, está presidida por Francisco González de Posada que recientemente acaba de adquirir su sexto doctorado.

González de Posada se jubiló como catedrático de Fundamentos de Física en la Universidad Politécnica de Madrid. No obstante, este retiro no le ha impedido seguir ahondando en su afán de ilustración. A partir de ahí se ha permitido alcanzar sus metas intelectuales, algo que le ha proporcionado un currículum extraordinario.

Nacido en Cádiz (1942), a comienzos de la década de 1960 fue elegido por el programa educativo del Colegio Mayor Pío XII, en la Ciudad Universitaria de Madrid, promovido por el entonces obispo de Málaga Ángel Herrera Oria cuyo objetivo era el de reformar la política española. Mediante este programa, el profesor se licenció en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid (1966); pero también, por imperativo institucional, se licenció en la sección de Ciencias Sociales por la Universidad Pontificia de Salamanca (1968). Y como si el tiempo le sobrase y sus días tuvieran más de 24 horas, decidió también, por devoción, estudiar Física, de la que se licenció en la Universidad Complutense de Madrid en el año 1971.

Los cincuenta años posteriores a este esprín estudiantil, González de Posada los ha dedicado a la docencia y a la investigación en Fundamentos de Física. Ha sido después de su jubilación como catedrático de la UPM cuando ha retomado sus estudios para realizar los doctorados en Teología, Filosofía, Sociología y Medicina. Ahora, acaba de defender su tesis de Filología, la sexta, en la Universidad de Alcalá de Henares.

“Lo extravagante en mi caso es que el disfrute del conocimiento ha sido una constante a lo largo de toda mi vida. El estudio, la lectura –aunque yo no sé leer, sé estudiar, aunque sea una novela- ha sido un divertimento, un motivo de felicidad. Encontrar compañía en la hipotética soledad. Uno siempre es consciente de que es demasiado lo que le falta por conocer y yo he tenido la ambición de tapar lagunas de conocimiento”, señala el Presidente de la Academia a la publicación oficial de la UAH.

Como si fuera la elección entre papá y mamá, González de Posada no se atreve a decidir qué área del conocimiento es su favorita. “En cuanto a la valoración intrínseca, las fundamentales, desde una perspectiva intelectual, son la filosofía, por una parte, y las matemáticas, por otra; desde el punto de vista de la investigación, para la satisfacción concreta que pueda uno recibir desde el punto de vista de la realidad, como existencia básica, sin ninguna duda la física; si uno traslada esa realidad al conocimiento humano, es evidente que son la sociología y la filosofía moral las que aportan el conocimiento, y si ya lo que queremos es acercarnos al ser humano concreto, a la persona en sí misma, posiblemente lo más relevante sea el pensamiento teológico. Además, si uno quiere el recreo artístico, visual, relajado, ahí tenemos la literatura, el arte. Por tanto, depende del momento, de las circunstancias y de saber valorar cualquiera de los aspectos que nos ofrece la posibilidad de disfrute intelectual”, explica.

Desde su experiencia como docente, anima a reflexionar sobre el cometido de las universidades y el conocimiento compartimentado que se ofrece en las mismas. “Ortega y Gasset ya hablaba claramente de la barbarie de la especialización. En su ensayo ‘Misión de la Universidad’ hacía ver que había unos niveles culturales, encabezados por la física y seguidos por la biología, la filosofía y la sociología, que debían ser cubiertos por la universidad y adquiridos por cualquier universitario”.

Las mujeres en la obra de Delibes: protagonistas de su sexta tesis

El realismo literario de Delibes -realismo sociológico- constituye el objeto nuclear de atención en la tesis, que se pone de manifiesto en el estudio crítico del extenso mosaico de tipos de mujeres en las novelas del autor. La elección de Miguel Delibes para su sexta tesis doctoral no es ninguna coincidencia ya que Delibes es, como González de Posada, Hijo Adoptivo de Molledo (pueblo donde se inspira y ambienta ‘El Camino’) y como él, también, fue un gran intelectual que se sirvió del realismo sociológico para relatar en sus novelas y ensayos la historia social del segundo medio siglo XX de España.

“Lo primero que puede decirse es que Delibes es un escritor de personajes masculinos. El papel que van a desempeñar las mujeres es secundario, utilizados, de una u otra manera, para destacar o caracterizar a personajes masculinos. Hay dos novelas, sin embargo, en las que la mujer ocupa papel de coprotagonista: Carmen, ‘la Menchu’, de ‘Cinco Horas con Mario’, aunque sea la vía que utiliza Delibes para dibujar a Mario, mujer que perfila con rasgos llamativamente negativos; y Ana, reflejo de su mujer, en la novela ‘Mujer de rojo sobre fondo gris’, donde la presenta como modelo de perfección de virtudes físicas, intelectuales y espirituales”, explica.

Delibes escribe durante más de cincuenta años y es un escritor realista, por lo que, en sus novelas, en papeles secundarios, encontramos diferentes sucesivos arquetipos y tipos concretos de mujer mediante los que se puede comprobar cómo ha ido evolucionando la mujer en España en la segunda mitad del siglo XX. “Hay un arquetipo inicial de la mujer campesina, la Desi, que emigra a la ciudad a servir y cuyo sueño es casarse con algún chico de su pueblo, pero a medida que pasa el tiempo también se encuentra el arquetipo de chica progre universitaria, Lali, en ‘El disputado voto del señor Cayo’, que muestra el inicio del proceso del movimiento feminista en España. Junto a ellas, el arquetipo de mujer ciudadana casada que concluirá con la Anita del año 1995, en ‘Diario de un jubilado’, que en el Chile de los años 50, ‘Diario de un emigrante’, se había puesto a trabajar, con cierta independencia y a colaborar en el mantenimiento de la familia” concluye el profesor.

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