Constellation, el avión abandonado que pudo ser un bar de Puerto del Carmen

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El hombre había pisado la luna hacía algo más de un mes cuando un avión Lockheed Super Constellation L-1049 tuvo que aterrizar de emergencia en el Aeropuerto de Guacimeta el 25 de agosto de 1969. Como los malos jugadores de fútbol, los aviones también van pasando de compañía en compañía, cuando su rendimiento no les permite pertenecer a las grandes ligas.

El Constellation había tenido su momento de gloria años antes mientras operaba para Air France, pero ese día, trabajando para la también francesa Phoenix Air (ya desaparecida) tuvo que aterrizar de emergencia en Lanzarote durante su vuelo intercontinental desde Guinea-Bisáu a Lisboa cuando el piloto rojo de su panel de mandos se encendió para reflejar los fallos de sus motos número 3 y número 4.

Existe una versión no confirmada, quizás producto de las leyendas isleñas, que afirma que, al aterrizar de emergencia, los pasajeros del avión huyeron despavoridos porque el avión era usado para transportar armas con destino Biafra, nombre que tomó la región sudoriental de Nigeria al proclamar su independencia de este país e instituirse como una república el 30 de mayo de 1967. La República de Biafra duró sólo unos meses más tras el aterrizaje del Constellation en Lanzarote, hasta enero de 1970. Quién sabe si porque esas supuestas armas -hecho no comprobado que forma parte de las hipótesis más conspirativas- no pudieron llegar a este país africano.

Lo que sí que es cierto es que Phoenix Air realizó varias tentativas de reparación de la aeronave, siendo infructuosas todas y cada una de ellas. Así, sin ningún tipo de miramientos, como quién tira basura en el jardín del vecino, la empresa decide abandonarlo en el aeropuerto. En este punto, el Ejército del Aire decide entrar en juego porque veían al Constellation como una pieza digna de su Museo del Aire de Cuatro Vientos. De bruces se dieron con la realidad de la imposibilidad de solucionar sus problemas motores por lo que desistieron de la idea de poder trasladarlo en vuelo. Algún loco creyó que moverlo por mar y tierra hasta Madrid podría ser factible, pero lo costoso de la operación obligó al Ejército a desistir de la idea de apropiarse el avión.

Un bar en Fariones

En 1972 intentan subastar los restos de la aeronave, pero no es hasta diciembre de 1975 cuando es adquirido por el empresario chatarrero, Rafael Sánchez, originario de las Las Palmas. Como lo compró con la idea de hacer negocio, meses después, ya en el año 1976, fue revendido a los empresarios lanzaroteños Enrique Díaz y Javier Naverán.

Aunque la idea parecía maestra, la tarea se tornó imposible. Los lanzaroteños adquirieron el Constellation con la premisa de situar al aparato en algún punto de Fariones -el auge del turismo estaba tomando carrerilla- y convertir el interior de su fuselaje en un pub donde atender a los turistas entre asientos numerados, ventanillas y luces de emergencia. Obviamente, también desistieron. Si el Ejercito, que posee portaaviones, no intentó trasladarlo por mar, ¿cómo estos dos empresarios pensaban llevarlo de Guacimeta a Puerto el Carmen a través del mar? Ni modo.

El avión volvió a quedar abandonado a su suerte, esta vez, tras los intentos de moverlo, fuera del recinto aeroportuario, a la derecha de la pista 3 en un solar perteneciente al término de Playa Honda. Actualmente uno de sus motores se puede ver en el Museo Aeronáutico de Lanzarote, aunque no corresponde a uno de los originales sino a una de las piezas de repuesto que se trajo a la isla para poder arreglar la aeronave.

Sus últimos años

A partir de este momento el Constellation se convirtió en un lugar de juegos, un parque de atracciones para los chiquillos y chiquillas que pasaban el rato por la zona. ¿No nos hubiéramos montado todos en un avión abandonado si lo hubiéramos tenido a la vuelta de la esquina -del viento-, cerca de casa?

Antes de desaparecer definitivamente por un incendi,  iniciado previsiblemente por alguno de esos jóvenes, al Constellation le dio tiempo a aparecer en la película alemana, rodada en Lanzarote en el año 1979, ‘Superbaby, el minicoche fanfarrón’. Y también fue el lugar elegido para rodar en 1982 el videoclip de la canción ‘Vuela hacia Asia’ del grupo femenino conejero Besos y Rasguños.

Tras sus fulgurantes, furtivas y efímeras apariciones en estas perlas de la cultura popular, tras  convertirse gran parte en cenizas y el resto del avión troceado en piezas vendidas como chatarra a desguaces, el Constellation desapareció para siempre. El avión que puede que transportara armas a Nigeria y que quiso ser un bar de Puerto del Carmen.

 

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